Definitivamente, ayer fue un buen día para mi. De esos que, un poco, “me reconcilian de nuevo con la raza humana”. Por la mañana tuve la oportunidad de compartir una larga y enriquecedora conversación con Raul y Enrique de MRW logística y ex alumnos del IE. Hablamos largo y tendido sobre logística y venta por Internet. Sobre B2C, vaya. Fue enriquecedora para el intelecto y también para el espíritu. Además de constatar que el IE ha entrado claramente en un círculo virtuoso - que consiste en hacer las cosas de forma excelente, con ello atraer alumnos brillantes y esforzados y, de esta forma, enriquecer aún más su nivel de enseñanza y “sacar al mercado” profesionales aún mejores – fue esperanzador ver que, en las circunstancias actuales, hay profesionales y empresas que están innovando constantemente, creando riqueza a espuertas para sus accionistas y pensando en crecer aun más de lo que lo están haciendo, con proyectos internacionales. Un consuelo en los tiempos que corren.
Al tuve una “deliciosa” comida con dos amigos, Jose Ignacio y Teresa, que lo son desde la época del MBA85 del IESE. Fue una comida de esas en las que “arreglamos un poco el mundo” y, además, nos dio tiempo a hablar de posibles proyectos conjuntos de futuro, todo ello, con dos personas que se caracterizan entre otras cosas, por tener la cabeza muy bien amueblada y compartir un esquema de valores, de esos que cada vez se encuentran menos.
Por la tarde, “doble sesión de adrenalina” en las clases S1 y S2 del Executive MBA del IE. Son sesiones de esas que te “oxigenan las neuronas”, donde debates puntos de vista distintos sobre un determinado caso con una cuarentena de alumnos, todos ellos directivos competentes en sus respectivas empresas.
Por la noche, agradabilísima cena – tertulia con un reducido grupo de esos alumnos, hablando un poco de todo pero, sobre todo, de educación y de valores, al tiempo que degustábamos una muy buena cena de tapeo en Jose Luis
En conjunto, más de 19 horas – me había levantado a las seis de la mañana y llegué, cansado, a mi habitación del hotel pasada la una de la madrugada – en las que pude disfrutar de cosas interesantes, enriquecedoras y positivas.
Quizás si alguien lee esto, se pregunte porque destaco un día como este… Pues bien tengo que decir que el día no empezó del todo bien. Me desperté con la noticia de que en el mes de marzo el paro ha vuelto a subir batiendo records. Un muestra más, y ya son muchas, de que nuestro país va a la deriva, víctima de los políticos mentirosos e incompetentes que nos han gobernado en los últimos años y en muchos casos aún nos gobiernan. Víctima también, por que no decirlo, de una sociedad anestesiada y descolocada que, en conjunto, aun no es consciente del lío en el que estamos metidos y, por lo tanto, no sabe muy bien que hacer para reaccionar.
Venía ya de unos días, para mi, muy decepcionantes. Me perdonarán los amigos y conocidos, fans de uno y otro equipo pero, si algún calificativo merece lo que he tenido la oportunidad de “contemplar” desde el miércoles a partir de las es el de “espectáculo más bochornoso del año”. Fue un pésimo partido de fútbol adornado eso si, con algunas pocas gotas de virtuosismo. Pero, por encima de eso fue, sobre todo, un auténtico “ejemplo” de vulgaridad, violencia e incitación a la violencia, mala educación, intento de engaño, cobardía y mezquindad. Todo ello “perpetrado” por los que se supone que debían demostrar que son los mejores del mundo y, eso seguro, cobran como si lo fueran. Vi el partido con mi hijo de 12 años al lado y sinceramente, como adulto, cerré el televisor totalmente avergonzado. Lo que paso después, esa misma noche y durante todo el jueves, reconozco que aún me deprimió más. Fue aún más lamentable. Los mismos protagonistas - por supuesto no esperaba más de ellos – y un montón de gente más, a la que tengo por inteligente y éticamente respetable, intentando justificar lo injustificable en medios de comunicación, en tertulias de todo tipo y en las redes sociales, la mayor parte de las veces con argumentos que ofenden a cualquiera que tenga la más mínima sensibilidad y dos neuronas en el cerebro, cuando no manipulando la información, para intentar demostrar que tenían razón.
Afortunadamente como digo, ayer las cosas fueron mejor…